De verdad, constituye el libro Arbejales un recreo gratísimo a los ojos y el alma del lector amante de la historia insular: y significa, al propio tiempo, un apoyo notable, de auténtica efectividad, al deseo de conocerla. De ambos logros pueden sentirse satisfechos sus autores dichosos: don Vicente Hernández Jiménez, cronista oficial de Teror, y don Julio Sánchez Rodríguez, el sacerdote hijo de Arucas que oficia de párroco en Los Arbejales, el lugar terorense que es valle jugoso y verde, de casas limpias entre otros valles del mismo termino. A cuenta del dicho paisaje humanizado y alegre, que antaño fuera mundo de labranza y de acogida cordial a pobladores históricos llegados de afuera, se propusieron don Vicente y don Julio darle al escribir la mejor imagen mediante el esfuerzo de una tarea realmente fecunda. La pregonan sus más de trescientas páginas rebosadas de informes y retratos al cabo de rebuscar largamente en legajos de archivos y álbumes familiares, en puntos diver-sos y en los corazones de las gentes. Asistidos los dos en su arrojo por ese siempre necesario toque de calma franciscana. […]
Martín Moreno, La Provincia, Las Palmas de Gran Canaria, 06 de agosto de 1995.