Seguir las huellas de muchos artistas isleños no es fácil y exige un arduo trabajo de investigación, inconveniente que no ha sido tal en el caso de Julio Sánchez Rodríguez, que anoche presentó su libro Los escultores Miguel y Marcos Gil.
El Salón Dorado del Gabinete Literario de la capital grancanaria fue el marco elegido por el autor para presentar este volumen, un espacio «ideal» para este acto porque «la familia Gil vivió en El Terrero, concretamente en la calle Cano. Además, Miguel y su esposa Catalina Eugenia fueron propietarios de «unas casa altas i sobradas que tenemos en esta dicha ciudad en la calle de San Francisco junto a la plaza que hace esquina a las dos casas, la una que baja de dicha plaza a la calle Mayor de Triana y la otra que baja a las Monjas Bernardas» -recuerda el autor, que añade- El joven Marcos pasaría diariamente por aquí para dirigirse al centro de Estudios Generales de los dominicos de Vegueta, en cuyo convento profesó». Y finalmente, concluye, «en la iglesia de San Francisco se venera la hermosa imagen de San Antonio de Padua, obra modélica de Miguel Gil y objeto de la devoción de los fieles durante más de trescientos años». […]
Canarias 7, Las Palmas de Gran Canaria, 20 septiembre de 2002.
Portada del libro Los escultores Miguel y Marcos Gil.